«Aprender a dejar de mirar con los ojos, para volver a mirar con el corazón»
El Duelo NO es un proceso de desapego.
Es un proceso de transformación del vínculo, tanto con la persona que ya no está, como con los que siguen presentes.
Es, quizás el camino más doloroso para nosotr@s las personas, y por el que todos, antes o después, transitaremos.
A veces, surgen indicios de que el duelo se está complicando:
Si después de +/- 12 meses, los recuerdos siguen siendo altamente intrusivos, repetitivos y disfóricos.
Si por el contrario, la persona doliente no tiene ningún recuerdo de la persona fallecida.
Si considera que «debe» olvidar toda experiencia con la persona que ya no está.
Si siente que su vida no tiene sentido sin la otra persona.
Si la sintomatología física (dolor físico, problemas digestivos, agotamiento, enfermedad…) tienen protagonismo.
En estos casos, la ayuda profesional nos ayudará a retomar y transitar el proceso de una manera respetuosa con nosotros mismos, integrando, sintiendo, y re-significando la experiencia.