El dolor crónico es una experiencia que va más allá de lo físico. Acompaña a muchas personas diariamente, afectando no solo su cuerpo, sino también sus emociones, pensamientos y calidad de vida. Desde mi perspectiva como psicóloga, creo firmemente en la importancia de mirar a la persona como un todo para poder acompañar en este desafío de manera integral.
¿Por qué abordar el dolor crónico desde la psicoterapia y PNI?
El dolor no es solo una sensación física, también es una experiencia emocional y mental. Las personas que lo padecen pueden sentirse desbordadas, no solo por el malestar físico, sino también por cómo afecta a sus emociones, relaciones y su capacidad para vivir con plenitud.
Cada persona afronta el dolor de manera distinta. En algunos casos, estrategias como evitar pensar en él o imaginar siempre lo peor terminan alimentando un círculo de sufrimiento. En estos momentos, la psicoterapia puede marcar la diferencia, ayudando a las personas a reconectar consigo mismas, a manejar sus emociones y a encontrar formas más saludables de afrontar el dolor o la sintomatología presentada.
Además, la psiconeuroinmunología (PNI) nos aporta una perspectiva muy valiosa en el tratamiento del dolor crónico. Este enfoque muestra cómo nuestras emociones, pensamientos y conductas están profundamente conectados con nuestro sistema nervioso, inmunológico y endocrino. Desde la PNI, trabajamos para:
- Reducir el impacto del estrés crónico, que suele amplificar el dolor.
- Regular respuestas inflamatorias del cuerpo, favoreciendo la recuperación y el bienestar.
- Modificar hábitos y conductas que pueden estar contribuyendo al mantenimiento del malestar, como una alimentación desequilibrada (microbiota), una higiene del sueño inadecuada, o una activación viral que esté generando un proceso inflamatorio y desgaste inmunológico.
Este enfoque integral no solo busca aliviar el dolor, sino también potenciar la salud general de la persona, promoviendo un estado interno que favorezca la recuperación y la calidad de vida.
La conexión entre el sistema nervioso y el dolor.
El sistema nervioso tiene un papel fundamental en la experiencia del dolor. Cuando estamos bajo estrés constante o no logramos regular nuestras emociones, el cuerpo permanece en un estado de alerta que intensifica el dolor y hace que sea más difícil aliviarlo.
Desde la terapia, trabajamos en regular nuestro S.N, permitiendo al cuerpo recuperar su equilibrio natural. Este proceso no solo reduce el dolor, sino que también ayuda a la persona a sentirse más tranquila, segura y conectada consigo misma y con su entorno.
Un enfoque integral para acompañarte.
Creo que trabajar con un dolor persistente es mucho más que tratar un síntoma. Es acompañar a la persona en su camino hacia el equilibrio, ayudándo a recuperar la conexión consigo misma y a redescubrir su capacidad de vivir con mayor bienestar.
Desde esta mirada integradora, la psicoterapia y la psiconeuroinmunología se convierten en herramientas muy útiles para aliviar el dolor, mejorar la calidad de vida y, sobre todo, devolver a la persona el protagonismo en su propio proceso.